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Un recuerdo

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Zer0767's avatar
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Recuerdo el día que nos conocimos, fue justamente en un examen para entrar a la universidad. Para mí un día como cualquier otro, pero todo cambió cuando te vi llegar. Te veías tan frágil al caminar, tu cabello negro y corto hasta los hombros, aquellos leggins grises que dejaban ver tu delgada figura, un suéter holgado que hacía juego con una playera blanca larga, parecías una muñeca de porcelana ¿Cómo recuerdo esos detalles? Esa fue la impresión que me causaste, eso se quedó grabado en una manera tan específica que inclusive me ha sorprendido recordarte a detalle.

No creía en aquellas narraciones ni películas que decían vilmente que se detenía el paso del tiempo solamente para poder contemplar a aquella persona, pero ahora lo creo, me ocurrió en ese día tan caluroso. Paso a paso que dabas mis ojos se sorprendían más, no podía creer que alguien como tu existiera. Fue ahí cuando sentía como en cada pisada te quebrarías, inconscientemente lo comparaba con mis pisadas pesadas por estas grandes botas negras y tus pequeños tenis blancos. No pude evitar el no mirarte, para mi fortuna nadie lo notó gracias a que se encontraban inmersos en sus celulares, ni siquiera tú lo notaste, algo bueno…hasta cierto punto. Por dentro gritaba “veme” una y otra vez, queriendo gritarlo aunque entendiendo que si lo hacía solamente te asustaría y los demás quedarían mirándome de una manera muy extraña, aún más que al verme: el cabello largo y mi pinta de metalero no ayudan mucho.

Sentado en aquella pared intenté recuperar mi postura no sin quitar la mirada de ti. Estaba avergonzado al ver a una mujer tan bella como tú, más que nada por mi manera de haberte divisado, no con intenciones malévolas o de otra índole, simplemente por la gran sorpresa. Intenté llamar tu atención al verte nerviosa por lo que estaba a punto de ocurrir, faltaban unos cuantos minutos para el examen y no escondías ese nerviosismo. Debo confesar que al verte tan temerosa no pude evitar el color rojo en mis mejillas, el que mordieras tus uñas para intentar calmarte no ayudo mucho, por lo que tuve que levantarme y mirar por unos instantes hacia otro lado.

-Atención a todos los que van a presentar su examen- un joven alto dijo con voz firme –Pasen al segundo salón para que presenten su examen. Buena suerte a todos-

Los presentes comenzaron a avanzar, iban unos tras otros, nunca me ha gustado ser de los primeros, por lo que deje que se adelantaran, y solo fue hasta que comenzaste a caminar que lo hice, intentaba acercarme, regalarte un chicle para intentar calmar tu ansiedad y tal vez, solo tal vez, presentarme y saber tu nombre, pero todo salió mal, buscando entre mis cosas no encontré ninguna golosina y el solo hecho de intentar hablarte me llenó de nervios, supongo que los mismos que llevabas tu por el examen. Me adelanté unos cuantos pasos al sentirme abochornado por la situación, pude verte de reojo y el susto que te causé al pasar a un lado tuyo, me desanimó un tanto, una muy mala impresión por mi parte.

Maldije por un momento mi manera de ser tan apática.

Como era mi costumbre me senté en la fila del fondo, justo en medio, regularmente nadie se sienta ahí, mientras que tú te ibas al extremo del salón, yo quedando a espaldas tuyas, nuevamente me maldije por la suerte tan ingrata de ese día. Pude ver entrar a aquel joven con los exámenes en mano, mencionó algo que no pude entender por tener los auriculares puesto y la música a alto volumen, pero no creo que haya sido algo importante ya que inmediatamente comenzó a repartir las hojas. Tu nerviosismo aumentó sin dudarlo cuando te dieron tus hojas, y deduzco que te habías quedado sin uñas al chuparte uno de tus dedos con una mueca de dolor, baje la mirada al verlo, no por algún pensamiento extraño, simplemente no esperaba ver esa reacción en alguien tan bella.

Era el momento de concentrarme, tenía que pasar ese examen sí o sí. Al ver la primer pregunte comencé a llenar mi mente con innumerables cuentas, una hoja fue la que me ayudó con todas aquellas operaciones. Poco a poco se llenaba la hoja de respuestas. Cada diez preguntas te miraba de reojo, estabas muy concentrada aunque algo perdida a mi parecer, pareciera como sí las cuentas no te cuadraran. Decidía volver a mi examen. El tiempo pasaba y repetía la acción, hasta que llego el punto de pensar que se estaba volviendo una especie de acoso, me avergüenzo por eso. Decidí terminar el examen y salir de ahí por la pena que me causaba mi comportamiento, jamás lo había hecho antes y pretendía que no volviera a pasar.

Al entregar mi examen te miré discretamente por una última vez, antes de salir de ese lugar y, quizá, no verte en la carrera que había elegido. Con tristeza abandoné el salón y la escuela.

Pasaron dos meses, en el cielo aún no aparecía el sol, fui el primero en llegar. Un nuevo salón sería en donde tomaría clase, como era mi costumbre me senté en la última fila al medio, coloqué mi mochila en el suelo, buscaba algo que escuchar en lo que esperaba a que apareciera el primer maestro, aunque no mostraba un gran interés quería hacer lo mejor posible en este primer día

-Disculpa ¿esta es la clase de computación?- escuche una voz femenina delicada, apenas audible, con mi mejor cara en un intento de causar una buena primera impresión contesté
-Buenos días, así es, ésta es- cuando mi miraba se dirigía hasta quien había formulado la pregunta tuve que tragar saliva de golpe ¡Eras tú!
-¡Oh, buenos…buenos días!- contestaste con nerviosismo -Gracias- te dirigiste sin verme hasta el lugar que escogiste en aquella primera vez que nos vimos
-Buenos días jóvenes- entro un señor en traje con una computadora bajo el brazo, se sentó en la mesa, se trataba del primer profesor –Creo que a sus compañeros se les hizo temprano- dijo con sarcasmo

De esta manera comenzó la primer clase, poco a poco los demás llegaban, uno tras otro hasta que fuimos dieciséis en total. La clase comenzaba, la clásica introducción fue con lo que se inició, decir el nombre y el por qué se eligió la carrera, para mí era una cuestión sin sentido, quería trabajar desde el inicio y evitar estos momentos engorrosos. Comenzó con la fila de la izquierda, luego seguí yo y por algún motivo terminó contigo, fue ahí cuando supe tu nombre
-Señorita madrugadora- te habló el profesor –Su nombre y por qué eligió esta carrera-
-Mi nombre es Ashley- tu nombre resonó fuertemente en mi cabeza –Y escogí esta carrera porque me gusta programar y quisiera aprenderlo a hacerlo bien-
-Muchas gracias jovencita- el profesor siguió hablando de lo que sería la carrera y todas aquellas cosas, aunque por mi mente solamente pasaba tu nombre –Pongan atención, ya sé que es su primer día pero hay que ponernos a trabajar- finalmente algo en lo que si quería poner atención –Veo que no se conocen, por lo que haremos una dinámica, como son un número par haremos parejas de trabajo y comenzaremos con quienes llegaron más temprano- efectivamente, se refería a ti y a mí –Quiero que para la siguiente clase que es…- revisó unas hojas –pasado mañana me traigan la historia de la computación, aquí sacaremos copias para todos sus compañeros- apuntaste la tarea en una pequeña libreta decorada con una calavera, lo cual me hizo sonreír, los demás comenzaron a burlarse de una manera infantil a mi parecer, no obstante nos hizo reaccionar de la misma manera, aunque yo no inmute mi rostro tú volteaste tu rostro para que no te vieran –Bien chicos, basta, ahora ustedes dos…- el maestro comenzó a juntar a los demás

Por un instante sentí como sí el corazón me fuera a reventar por la emoción, aunque no sabía cómo acercarme a ti y hablarte, ahora ya tenía una excusa, mejor dicho, un deber, pero estaba tan apenado que no sabía cómo hacerlo, y mucho menos por la reacción que tuviste momentos antes. No sabía sí era algo bueno o malo que nos hayan colocado en grupo en el primer día. La clase llegó a su fin, antes de que el maestro saliera aquel joven que nos indicó del examen nos dijo que teníamos hora libre por un problema con los horarios, por lo que podíamos salir y desayunar.

Era la oportunidad perfecta para acercarme a ti, más al ver que los demás comenzaban a salir, pero la pena me ganaba, nunca antes me había acercado a platicar con una chica que no conocía, y nuevamente la apariencia no me ayuda. Mientras me hundía en mis pensamientos buscando la manera de acercarme fui sorprendido, muy gratamente sorprendido
-Hola otra vez- tu voz me hizo voltear con gran nerviosismo
-Hola Ashley- dije con voz segura, o es fue lo que pensé, al levantar la mirada pude verte de frente a mí pero tu mirada me evitaba –Creo que…nos toca trabajar juntos-
-Eso creo- sonreíste nerviosa, tuve que voltear hacia otro lado pero vi como bajabas la mirada -¿Te parece sí nos ponemos de acuerdo?-
-Claro, claro. Tengo un libro que nos podría ayudar, es algo viejo pero contiene la información que nos pidió el…profesor- un pequeño crujir particular llamó mi atención, tu cara se tornó completamente roja, estabas apenada, recuerdo que te sentaste rápidamente en una banca
-¡Pero qué pena!-
-¿No has desayunado?-
-No, perdón, no imagine que mi estómago…-
-Tranquila- dije en un intento de calmarla mientras le ofrecía una sonrisa sincera –No debes saltarte ninguna comida y mucho menos al salir de tu hogar ¿Te parece bien si te invito a desayunar?-
-¡Oh, no, no podría! No quiero ser una molestia-
-No lo eres, además el desayuno es muy importante, el cerebro necesita proteína- me levanté de mi lugar y extendí mi mano –Vamos, insisto-
-¿Eh?- no supiste como responder, por algún motivo eso me pareció lindo por lo que sonreí, no por burla, más bien por tu reacción, tal vez no haya ayudado, te levantaste de golpe de tu lugar –De acuerdo, vamos- dijiste mientras tu estómago volvía a crujir un poco -¡Lo siento!-
-No te disculpes, pero vamos antes que nos ganen el lugar-

Caminamos fuera del salón de clases, llevabas tu cabeza agachada, yo intentaba animarte un poco
-¿Sabes programar?- quise hacerte la plática, quería que olvidaras un poco lo que había ocurrido
-Un poco, en mi otra escuela nos enseñaron lo básico-
-Eso es muy interesante. Aunque hay veces que uno se atora entre tanto código-
-¿Tú programas?-
-Sí, bueno actualmente no, pero antes sí, también aprendí en mi otra escuela- el camino se hizo tan corto en tan sólo unas cuantas palabras que intercambiamos, ya nos encontrábamos frente a la cafetería –Después de ti-
-Gracias- creo que estos modales ya no son tan comunes en la actualidad, aunque tampoco sabía cómo reaccionar del todo
-Buenos días- nos habló el joven que atiende el lugar -¿Desean algún desayuno?- nos ofreció una pequeña carta con el menú
-Pide lo que desees, yo invito, sin pena-
-Sí, gracias- mirabas la carta intentando no ponerte nerviosa, después de examinarla un poco decidiste –Quisiera el menú que contiene hot cakes y café por favor-
-¿Gusta café o preferiría una malteada? Son solo 10 pesos extra-
-No, el café está bien-
-¿Segura que no quieres la malteada?-
-Sí, segura, no quiero parecer abusiva- dijiste con un poco de descontento
-Si gustas pídela, además yo te invite y te mencione que podías pedir lo que tu quisieras, no tengas pena- el joven nos miraba con curiosidad a la vez que sonreía un tanto burlón
-Mmm…bueno, si quisiera la malteada, de fresa-
-Por supuesto ¿Y para ti?-
-Una malteada de chocolate y los hot cakes por favor- no quería copiar lo que habías pedido –Se me antojaron los hot cakes- dije en voz alta, aunque debía de haberse quedado en la cabeza
-Perfecto, en un momento se los llevo, mientras pueden sentarse en la mesa de la esquina- y así lo hicimos, nos dirigimos a la mesa cerca de la entrada, era un lugar pequeño pero muy acogedor

Recuerdo que escogiste la silla pegada a la pared, yo quede frente de ti
-¿Te gustan los hot cakes o solamente fue antojo?-
-¿Disculpa, lo dije en voz alta?-
-Creo que sí- finalmente sonreíste, aunque de manera tímida lo hiciste, yo también sonreí
-Creo que eso no debía de haberlo dicho- mi sonrisa se hizo más grande –Es solo que cuando leía el menú vi los hot cakes y se me antojaron, aunque si me gustan mucho, tiene algo de tiempo que no he comido-
-Ya veo- hubo una pausa un poco incómoda –Me has dicho que tienes un libro de computación ¿Crees que de ahí podemos sacar la tarea?-
-Sí, de hecho viene explicada la historia de la computación, aunque es ilustrado me parece que nos puede ser muy útil, la única cuestión sería el tiempo. Pero qué te parece si lo platicamos después del desayuno, para no quedarnos sin energía- no sabía que decir, aún estaba nervioso
-Muy bien- no paso ni un minuto cuando el joven llegó con las malteadas y los hot cakes
-Aquí tienen, buen provecho-
-Gracias. Buen provecho- te dije con calma
-Gracias, buen provecho para ti también-

Fui yo quien cortó un pedazo de hot cake y comí, estaban muy ricos,
-Están muy ricos-
-Creo que les falta un poco de canela- dijiste mientras terminabas tu bocado -¿Los has probado así?-
-Creo que no-
-Haré unos y te traeré para que los pruebes- al darte cuenta de lo que habías dicho te tapaste tu boca, yo no quise ser descortés, me había sentido muy contento por eso
-Eso me gustaría, sí es que no es mucha molestia-
-No, para nada- dijiste en un intento de no retractarte –Perdón, no estoy acostumbrada a hablar  con mucha gente-
-Ya somos dos-
-¿Enserio? Pensé que por tu…sin ofender-
-¿Mi apariencia?- sonreí –No, tampoco soy muy sociable que digamos, de hecho eres la primer persona a la que le hablo, o mejor dicho me habla. Pensé que te iba a espantar- di un bocado más
-Pues, si te soy sincera, si lo hiciste- tomaste un trago de tu malteada, yo escuchaba muy atento –Si me espantaste cuando te vi en el examen, desde que entre mejor dicho, cuando estabas sentado me diste mala espina, pero fue algo infundado, de hecho creo que eres una buena persona-
-Gracias, es siempre la impresión que causo en la gente-
-No quería ofenderte-
-No lo has hecho, es lo que regularmente ocurre cuando me ven por primera vez. También cuando te vi entrar pensé que te iba a asustar. De hecho desde ese día quería acercarme y hablarte, estabas muy nerviosa, algo dentro de mi quería intentar calmar tu nerviosismo- en este punto hablaba mi inconsciente –Aunque no llevaba ni un chicle para regalarte. Espero no me malinterpretes-
-Para nada, Las apariencias engañan y de una manera tremenda-
-Supongo que sí- miré al techo, ya había caído en cuenta lo que te había dicho, vaya tonto que me sentí en esos momentos –Espero ahora no asustarte-
-Apenas nos estamos conociendo, pero veo que hay algo más debajo de ese cabello que alguien que espante-
-Eso me alegra- ambos nos sonreímos nerviosos pero con la certidumbre de habernos hablado, y cual fuera la mejor sorpresa que ese sería el comienzo de algo maravilloso.
Un pekeño fik, kon lakolaboracion de una imagen onirika de hace una noche...
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zavsider's avatar
When te llega justo al kora! Owww que bonito! :3 oficialmente sos mi escritor fav!! No la cagues ❤👽✌